Participación en igualdad

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Los procesos de participación ciudadana han sido los que han iniciado un cambio en la visión política de muchos grupos políticos hace décadas, quedando cada vez más reglada en los partidos históricos y siendo un intento de prueba y error de nuevas ideas que han llegado a iniciativas como plataformas políticas como Ahora Madrid que gobiernan ciudades como Madrid.

¿Qué garantiza que la participación es una herramienta política útil y que se pueda participar en igualdad?  Esencialmente es una cuestión de organización de esa participación y de herramientas. Pero sobre todo de objetivos.

La participación como herramienta para ocultar otros vicios políticos al final termina siendo un arma arrojadiza que no logra el objetivo principal para lo que está dispuesta y esto es que las ideas y proyectos de los ciudadanos, lleguen a realizarse desde las entidades públicas.

La participación, no es pues tan solo la «opinión» que es el primer paso, ni una encuesta sobre las voluntades políticas de un determinado lobby ciudadano. Hace falta pues dos requisitos para que una opinión se convierta en cierta participación.

  • Que todo el mundo tenga la misma oportunidad de participar y de opinar  (cuando me refiero a todo el mundo no es simplemente al que decida ir a un punto de información o que los medios sean la mera libertad de participar)
  • Que haya una herramienta ponderada de voto sobre esa participación. La encuesta como tal dan las opiniones más relevantes de la población que ha accedido a participar, pero no y nunca es la opinión ponderada de todo el censo de la población. 

La encuesta como tal, puede ser un buen indicador para un determinado grupo político de la dirección que tienen que tener sus propuestas, cuanto menos no es una forma igualitaria de participación desde una entidad pública.

La opinión debe convertirse en participación a través del trabajo colectivo en proyectos viables en el tiempo. 

Ideas, programas, voluntades políticas y ciudadanas, hay una colección grande en el espacio público de opinión, siendo principalmente los proyectos más trabajados los que más fácil pueden ponerse en marcha.  Una vez se tienen ideas y proyectos empoderados a través de la democracia de que todo el censo las vote, hacen falta que haya posibilidad y medios para llevarlos a cabo.

Por ello desde las entidades públicas se debe garantizar las dos condiciones anteriores, que la participación sea en igualdad de oportunidades, con medios y democracia y que se implique en proyectos con posibilidad real de ser realizados.

Por eso es tan importante dar validez a las herramientas de participación que las entidades públicas ponen en marcha: en Soto del Real (gobierno socialista) o Madrid (Ahora Madrid) han sido base de sus políticas desde que inició la legislatura, en Moralzarzal (gobierno mixto) ya tenemos (al fin y tras un largo paso administrativo) los consejos de participación en marcha y mesas de trabajo de todas las áreas municipales.  El objetivo es incorporar paulatinamente presupuestos participativos (50.000 euros para 2017) y así progresivamente crecientes, y ser capaces de votar dichos proyectos que resulten de los consejos (con igualdad y todo el censo, repito) Además, las distintas áreas, podrán asumir propuestas según el presupuesto disponible teniendo en cuenta todo el trabajo realizado en colectivo.

Desde la Comisión de participación de la Federación Madrileña de Municipios, se está llevando a cabo una redacción sobre las diversas formas de participar, viendo una manifestación muy desigual entre los distintos municipios de la Comunidad, influidos más o menos por los diversos grupos políticos que hemos accedido a los gobiernos locales desde 2015.

Es muy interesante la visión de la participación diferenciada entre municipios grandes, ciudades o en entornos más pequeños. También la variabilidad previa del tejido asociativo (es la participación más exitosa) que tienen los diversos municipios.  En cuanto esté publicado el informe se compartirá.

 

 

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